
2010: El negocio de la argentinidad al palo
Entre el bicentenario y el mundial de fútbol vivimos como los habitantes de una ciudad bombardeada. Las bombas del enemigo son las publicidades y propagandas. Lo Argentino, es el identificador del bombardeo sin discreción de publis, instalaciones de todo tipo y campañas virales.
Sí, nos quieren englobar a todos, cuarenta millones de individuos, bajo una misma bandera, y hacernos partícipes de la fiesta de la propaganda estatal y las publicidades de las marcas que manejan el mercado.
Felipe Pigna a la cabeza, todos los medios de prensa y marcas se agarran de las chupadas y enflaquecidas tetas de la patria.
El estado, esa sofisticada tecnología de la opresión, diseñada para controlar a enormes grupos de personas, organizar la línea de producción y generar riquezas, crea y sostiene una ficción tal como lo es La Nación. Un enorme y necesario mito de control ideológico, que es además un requisito exigido por los bancos para preparar el terreno a inversionistas que se sienten más seguros haciendo sus negocios en un Estado Nación bien formado y bajo control que en una llanura salvaje gobernada por caciques.
La patria engloba un grupo de poblaciones inconexas, por medio de la Ley y el ejército, y en nombre del orden y el progreso y amén del Todopoderoso, les da una identidad plantada, un símbolo artificial como una bandera que los unifica falsamente, y forja a pura Ley y policía, los contornos de una identidad para el híbrido.
La única tradición auténtica es la de las pequeñas poblaciones, las tradiciones culturales que se heredan y no las que se imponen o inventan por medio de la fuerza. Si Argentina tiene una tradición en común, es, paradójicamente, la tradición de estar bajo la opresión de Argentina, sus ejércitos, golpes de estado, economías de penurias y un arduo y extenso etcétera. Si existe Argentina, es el nombre de una pequeña elite que controla la producción económica y resguarda con Dios de su lado que nada se salga del orden. Ah, y claro, que vos pienses que perteneces a algo así como un país y que encima te sientas muy orgulloso y dispuesto a defenderlo cuando haga falta.
Argentinos, el habitante de San Salvador de Jujuy y el yonki de Puerto Madero; a festejar la fiesta del consumo y los mitos, Viva la plata.
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