lunes, 13 de diciembre de 2010

beatos y beatles



Y así fue como Ringo, pescaba placidamente en la orilla cuando Jhon Lennon se le apareció y le dijo: “Desde ahora tu pesca será en la batería, marcaras el tempo y el ritmo, harás arreglos que sorprenderán y harán comunión entre ortodoxos y heterodoxos, fumarás mucha marihuana, serás una cara bromista y fresca, habremos de girar por todo el planeta difundiendo el mensaje Beat, y verás dinero y mujeres en abundancia”.

Entonces Ringo, más conmovido que nunca, soltó su vieja red de pesca y se postró ante su Señor.


Y Lennon se dirigió a sus discípulos diciendo “Coman y beban todos de él que este es mi nuevo single”

Entonces, alzando la mirada al Cielo, tomó la guitarra, tocó con suave precisión Across The Universe, y la mesa se conmovió.


Entonces, según lo indicado por el Divino, Paul Mc Cartney besó calurosamente la mejilla de su cofrade y Señor John Lennon y los oficiales lo apresaron. Así comenzó el proceso judicial que culminó en la penosa lapidación por la espalda de Lennon nuestro Señor beat.

Yoko Ono jamás lo perdonaría, pero Paul sería en adelante la piedra filosofal del Lennonismo.

La policía interrogó a George Harrison para saber si Jhon Lennon tenía estupefacientes en su poder y George negó que Lennon “anduviera en algo raro”
Y se lo preguntaron dos veces más y George volvió a negarlo en cada nueva oportunidad.

La policía dejó de interrogarlo, pero al cantar el primer gallo de la mañana, George rompió en llanto sordo y desalentado por haber negado a su fiel amigo.

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